La gente rural solía decir que las liebres no descansan, en su lugar lanzaban un sueño interrumpido, muy similar al la obra de Luis Buñuel Portolés. Nacido en Calanda (1900) pero con nacionalidad mexicana (1949), regresó a dirigir en la nueva patria luego de una década ausente del mundo del cine. En México filmó veinte de sus treinta y dos cintas contando con la colaboración del experto fotógrafo Gabriel Figueroa en siete de estas: Los olvidados (1950), El (1952), Nazarín (1958), La fièvre mont à El Pao/Los ambiciosos (1959), La joven (1960), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1964).

Durante las filmaciones de Nazarín, se produjo un momento de choque creativo entre Buñuel y Figueroa: el director desafió la estética irreprochable del encuadre preparado por el cineasta, eligiendo en cambio un paisaje más simple, pero que se sintió como más realista. La confrontación de estas ideas resultó en la creación de imágenes inquietantes para el cine del siglo XX. Con El sueño de la liebre.

El cine de Luis Buñuel y Gabriel Figueroa, invita a los espectadores a realizar un viaje por el mundo de la obsesión de estos dos artistas, que abarca desde la estética hasta la política, pasando por lo religioso y lo sexual, que tanto puede ser experimentado en la pantalla grande como en el espacio infinito dentro de nosotros mismos.