Hoy tenemos preparado un post un poco diferente. Vamos a hacer un recorrido en el cementerio más grande, y según nuestra opinión, el más bonito de Barcelona: el Cementerio de Montjuic. Vamos a hablar un poco sobre los ritos funerarios en la ciudad, ubicar nuestras tumbas favoritas y hacer todo este recorrido en medio de los cipreses, teniendo una vista verdaderamente privilegiada del Mediterráneo.
Contexto alrededor del Cementerio de Montjuic
Primero, para que nos ubiquemos, el Cementerio de Montjuic está un poco lejos de la ciudad, al otro lado de la montaña. Está abierto todos los días de 8 de la mañana a 4 de la tarde. Puede parecer un plan un poco raro, pero vale bastante la pena que vengan a visitarlo. Aquí tendrán una oportunidad de visitar este último lugar de descanso de personajes ilustres de la ciudad, pero también es una excelente oportunidad para visitar verdaderas obras de arte funerario. Es prácticamente un museo al aire libre.
Pero antes de mostrarles nuestras tumbas favoritas, queremos contar un poco la historia de cómo se llegó a la construcción de este gran Cementerio de Montjuic.
Historia del Cementerio de Montjuic
La Necrópolis de la Vía Augusta
El cementerio más antiguo de Barcelona lo tenemos en la necrópolis de la Vía Augusta, justo en el corazón del barrio gótico. Aunque este cementerio es del siglo I-III d.C., la manera en la que entendemos la muerte es muy parecida a la que tenían los romanos; es decir, no ha cambiado.
Primero, los romanos tenían un respeto absoluto a los muertos. Al momento del entierro, hacían una serie de rituales, además los visitaban con cierta regularidad. Incluso los romanos enterraban a sus mascotas. Segundo, tenían los entierros fuera de la ciudad. Al principio, parecía que enterraban a los muertos en sus hogares, pero claro, esto pudo haber empezado una que otra pandemia en la ciudad. No era lo más higiénico del mundo, por lo que se optó por ubicarlos en zonas un poco más apartadas.
Cambio de Costumbres Funerarias con el Cristianismo
Luego, lo que pasó fue que tuvimos la caída del Imperio Romano, y en el caso de Barcelona, nuevamente, pasamos a una nueva etapa en cuanto a la relación con las costumbres fúnebres, porque en esta época ya tenemos el cristianismo totalmente consolidado. Se olvidan un poco de esta cuestión de las pandemias y las personas empiezan a ser enterradas dentro de la ciudad, al lado de las iglesias.
De hecho, en algunas de las iglesias del casco antiguo se alcanza a notar dónde estaban originalmente estos cementerios. Que la gente pasa por la iglesia y dice “Ay, qué plaza más bonita”, pero no es una plaza, era el cementerio de la iglesia.
Esto trajo muchos problemas, volvieron entonces las epidemias a las ciudades, por eso ya desde el siglo XVIII esta práctica volvió a estar totalmente prohibida. Además, en el siglo XIX empezaron todos estos movimientos higienistas que se preocuparon por tener ciudades mucho más sanas, y esto incluía también los cementerios, los cuales vuelven a ser construidos fuera de las ciudades, con todos los cuidados y medidas necesarias. Además, ya están a cargo de autoridades municipales.
Creación del Cementerio de Montjuic
Antes del Cementerio de Montjuic, el primer cementerio de la ciudad con estas características fue el Poble Nou. De hecho, fue donde se trasladaron los restos de los antiguos cementerios parroquiales. El segundo cementerio es entonces en el que nos encontramos: el Cementerio de Montjuic, que al final será el más grande de la ciudad y tendrá mucho más prestigio.
En cuanto al diseño del Cementerio de Montjuic, fue hecho por el arquitecto y urbanista español Leandro Albareda, tras haber visitado numerosos cementerios en el extranjero. La disposición de las diferentes vías y la parcelación del terreno obedecen a las pautas del urbanismo burgués de la época. A diferencia del igualitarismo de la cuadrícula de Cerdá, este recinto mortuorio se organiza al lado de la centralización y jerarquización clasista del espacio. La idea era que incluso en este aspecto, la burguesía emergente lograra reflejar su nuevo estatus social y económico. Además, por todo el dinero que tenían, se dieron el lujo de contratar a los mejores artistas de la época.
Nuestros panteones favoritos del Cementerio de Montjuic
Para este post, hemos hecho una selección de nuestros cinco panteones monumentales favoritos del Cementerio de Montjuic. No vamos a hablar de los personajes históricos, aunque sería interesante en algún otro post abordar este tema, porque aquí están enterrados personajes de la talla de Joan Miró, Francesc Macià, Buenaventura Durruti, e Ildefonso Cerdá. También aquí tenemos el Fossar de la Pedrera, donde están las víctimas de la represión franquista. Pero esto será en otra ocasión. Por ahora, empezamos.
Panteón Pilar Soler
Empezamos con el Panteón Pilar Soler porque cuando hablamos de tumbas monumentales, los primeros que se nos vienen a la cabeza son las pirámides egipcias. Por esto, si vienen al Cementerio de Montjuic van a notar muchas referencias a la iconografía egipcia, pero en esta tumba se lo toman mucho más literal, ya que llegan a reconstruir una pirámide. De hecho, en muchas tumbas encontramos un disco solar alado con dos serpientes, un símbolo de protección del antiguo oriente que está asociado con la divinidad, la realeza y el poder.
El panteón fue realizado por Leandre Albareda, que si recuerdan, es la misma persona que diseñó el Cementerio de Montjuic. Está inspirado en la forma en la que eran enterrados los faraones y otros personajes de la realeza en el antiguo Egipto, quienes además eran momificados y sepultados con comida y sus pertenencias más valiosas.
Es muy interesante porque las pirámides en teoría debían contener la «esencia» del faraón por toda la eternidad. Eran grandes construcciones consagradas a la búsqueda de la inmortalidad. Y cumplían con su objetivo en realidad, pensando que estas enormes tumbas fueron construidas para faraones que vivieron hace más de 4500 años y todavía hablamos de ellos.
Esta pirámide fue construida para Pilar Soler. Por más que buscamos, no pudimos encontrar quién era, pero aquí estamos hablando de ella.
Panteón Amatller
Ahora estamos en el panteón de la familia Amatller, muy conocida en Barcelona, porque el señor de la familia, Antoni Amatller, era algo así como el Willy Wonka pero la versión catalana. Tenía una fábrica de chocolates muy reconocida en la ciudad.
Este señor va a ser además un personaje muy interesante para la época en la que vivió, porque es principalmente de finales del siglo XIX. Además de ser un maestro chocolatero, fue fotógrafo aficionado y se la pasó viajando por el mundo. Fue uno de estos típicos burgueses que construyeron sus grandes casas en Paseo de Gracia; seguramente han visto la Casa Amatller en la Manzana de la Discordia. Y si este señor tuvo esta casa en vida, la casa de su descanso eterno no se podía quedar atrás.
Por este motivo, su hija Teresa encargó la construcción de este gran panteón en forma de iglesia románica dentro del Cementerio de Montjuic, el más grande de la ciudad. Esto no tiene mucha relación con el aspecto funerario, pero al final está representado un templo. Aquí lo que sorprende es el tamaño, porque si han visto las iglesias románicas de los Pirineos, por poner un ejemplo, este panteón es prácticamente del mismo tamaño. Este es uno de nuestros favoritos, pero vamos a buscar más.
Panteón Josep Gener
Después del estilo románico, nos vamos ahora al gótico. En el Cementerio de Montjuic hay varios en este estilo, pero vamos a destacar este panteón Gener-Seycher. Josep Gener fue un indiano, de estos típicos inmigrantes españoles que iban a América, se hacían una fortuna importante y luego regresaban a España con cierto renombre.
Aquí tenemos representada una capilla neogótica. Un gótico mucho más tardío, llamado gótico flamígero, que se caracteriza por sus exuberantes decoraciones, que en este caso las notamos sobre todo en los pináculos y en el cimborrio.
Y bueno, de todos los panteones que tenemos en este estilo, quisimos nombrar este porque justo al lado encontramos la Sepultura Vial Solsona, en la que tenemos representado a un señor, semidesnudo, con un pico en la mano con el cual, de manera simbólica, está un poco cavando su propia tumba. Es una escultura hecha por Enric Clarasó, que nos recuerda que incluso de jóvenes nos tenemos que ir preparando para la muerte.
Esta escultura tiene cierto reconocimiento en el arte funerario. Esta que vemos aquí es la copia de una escultura que ganó un premio en la Exposición de París en 1902 y de la cual se ha hecho otra réplica que está en el cementerio de Zaragoza.
Panteón Can Batlló
Bueno, ahora estamos en uno de los panteones más importantes del Cementerio de Montjuic, que está muy relacionado con los primeros dos panteones que vimos. Primero, porque volvemos a ver las temáticas egipcias representadas. La diferencia es que aquí el conjunto está cavado en la roca misma y parece estar vigilado por dos ángeles: uno con una trompeta y el otro sobre una corona de flores, los cuales se sostienen sobre unas grandes columnas egipcias. Otro detalle interesante son los búhos, muy habituales también en los cementerios, por su condición nocturna. Se ha asociado tradicionalmente con la muerte o como guía de las almas hacia el más allá.
Pero no debemos confundir esta familia con otra, ya muy conocida, porque esta es la familia Can Batlló, pero a fin de cuentas, esta familia también hizo parte de esta burguesía catalana industrial de la época.
Un último detalle es que en la parte de atrás tenemos el panteón de los Bonaplata, que termina de darle como una sensación de conjunto muy impresionante.
Y para finalizar, guardamos una de las más emblemáticas del Cementerio de Montjuic.
Panteón August Urrutia
Augusto Urrutia fue otro indiano y trabajador de cacao. Muy adinerado, muy reconocido en la sociedad catalana, que al final, con su fortuna, terminó encargando este gran exponente de la arquitectura clásica aplicada a la funeraria.
Tenemos entonces, dentro del Cementerio de Montjuic, este gran conjunto compuesto por una gran galería flanqueada por columnas jónicas, cuyos capiteles se realizaron siguiendo el modelo del Templo de Apolo Epicurio en Bassae. Bajo el techo tenemos varios clípeos realizados en mosaico que reproducen una iconografía cristiana relacionada con la vida eterna: uno dice «Gloria a Dios en el cielo» y en el otro «En la tierra paz».
Encima de este, se dobla un ángel desconsolado, con el cuerpo casi desnudo y las alas desplegadas, obra del marmolista Martínez Fortuny. Desgraciadamente, se ha perdido la cruz y el grupo escultórico que coronaban el conjunto.
El Cementerio de Montjuic no es solo un lugar de descanso final para muchos ilustres de Barcelona, sino también un museo al aire libre que refleja la rica historia y el arte funerario de la ciudad. Cada panteón cuenta una historia única, y recorrer este cementerio es como viajar a través del tiempo, admirando la mezcla de estilos arquitectónicos y las impresionantes vistas del Mediterráneo.
Te invitamos a visitar el Cementerio de Montjuic y descubrir por ti mismo este lugar lleno de historia y belleza. Es una experiencia que te permitirá apreciar de cerca el legado cultural y artístico de Barcelona. ¡No te lo pierdas!