George Orwell, La Rambla y la Guerra Civil Española

Ahora estamos en La Rambla de Barcelona, una de las calles más importantes y más emblemáticas de la ciudad. Pero  hoy no queremos hablar de la historia de La Rambla como tal, ni lo turística que es. Hoy queremos hablar del momento en que La Rambla se convirtió en una …

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Ahora estamos en La Rambla de Barcelona, una de las calles más importantes y más emblemáticas de la ciudad. Pero  hoy no queremos hablar de la historia de La Rambla como tal, ni lo turística que es. Hoy queremos hablar del momento en que La Rambla se convirtió en una de los escenarios de la Guerra Civil Española. Y esta historia, además, va a estar narrada por uno de los escritores más reconocidos de la literatura inglesa George Orwell

La Rambla, un escenario más de la Guerra Civil española 

Primero vamos a poner un poco de contexto. La Guerra Civil española empieza en 1936.  Teníamos dos bandos enfrentados: el bando Nacional y el bando Republicano.

Durante los primeros meses de la Guerra Civil española , entre julio y septiembre de 1936, el bando Nacional es el que tiene toda la iniciativa. El plan era que las tropas fueran avanzando hasta llegar y lograr el control de Madrid. La idea era un poco que si caía la capital la guerra iba a estar finalizada. 

Este avance estuvo determinado por varios factores, primero que los que se sublevan son militares, por lo tanto tenían mucha más experiencia y eran más disciplinados. Pero también se vieron beneficiados, porque al inicio de la guerra contaron con la ayuda de la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler. Estos dos personajes estaban encantados con que se desatara una guerra en España y colaboraron con aviones, tanques y tropas. 

Viendo la situación, el bando repúblicano empieza a preparar la defensa de la capital, además que intentan balancear el tema de las ayudas extranjeras. Hasta el momento, los que podrían ser los aliados naturales de la República – Francia y Gran Bretaña – habían optado por una política de apaciguamiento. Europa acababa de salir de la Primera Guerra Mundial, no querían ninguna guerra y ponen a todo el mundo a firmar un pacto de no intervención. Pero ustedes ya saben, Italia y Alemania no estaban cumpliendo este pacto, por lo que la Rusia de Stalin decide colaborar con la causa republicana dentro de la Guerra Civil española.

Envían aviones, tanques e incluso comida. Pero, y es aquí donde estamos tratando de llegar, en septiembre Stalin ordena a la Komintern (La Internacional Comunista) que organice también el envío de unidades militares de voluntarios a batallar en la Guerra Civil española. De esta decisión surgieron las Brigadas Internacionales: una fuerza militar conformada por más de 60 mil hombres de unas 50 nacionalidades. En su mayoría, verdaderos voluntarios, aunque también llegaron muchos excombatientes de la Primera Guerra Mundial. 

Por todos estos motivos que nombramos, más o menos en octubre de 1936, ya teníamos el conflicto totalmente internacionalizado, de hecho muchos historiadores suelen afirmar que la Guerra Civil española fue algo así como el prólogo de la Segunda Guerra Mundial. Todo el mundo vino aquí a meter sus narices, entre ellos George Orwell

George Orwell, La Rambla y la Guerra Civil Española

George Orwell llega a Barcelona, junto con su esposa Eileen O’Shaughnessy, y se hospeda en el Hotel Continental de La Rambla.

Orwell era un escritor británico, en la actualidad reconocido como una de las voces más brillantes en contra de los totalitarismos por obras como La Rebelión en la Granja y 1984 (¡Les dejamos los libros al final!). Orwell viene a Barcelona con 33 años, en el contexto de la Guerra Civil española, y producto de esta experiencia nos quedó Homenaje a Cataluña, un libro que les recomendamos leer. Si este tema ya es de por sí interesante, imagínense ahora que el viejo George te lo va contando todo. Mucho mejor. 

George Orwell no llega literalmente como un Brigadista Internacional. Dice que había llegado a la ciudad para escribir un par de artículos periodísticos, pero, viendo la atmósfera revolucionaria que había en la ciudad decide enlistarse en las milicias del POUM: Partido Obrero de Unificación Marxista. Pero no es que Orwell se definiera como marxista revolucionario, él mismo confiesa que no conocía muy bien los partidos españoles ni sus diferencias. 

No podía ni siquiera pronunciar el nombre del partido. Lo que pasó fue que él llegó a Barcelona con credenciales del Partido Laborista Independiente, no del Partido Comunista, por lo que no pudo entrar en las Brigadas Internacionales. Y por rebote termina en el POUM.

Parece ser que George Orwell se deja llevar por este ambiente revolucionario que se sentía en la ciudad, dice que por primera vez en su vida encontraba un lugar donde la clase trabajadora llevaba las riendas de la ciudad. Que «todos los edificios estaban en manos de los trabajadores» y «nadie decía señor o don, sino que todos se trataban de camaradas». Parecía incluso que las clases adineradas habían dejado de existir.

Y estas primeras impresiones – este ambiente que notaba George Orwell – no era otra cosa más que un reflejo del proceso revolucionario que se estaba llevando a cabo en Barcelona desde el inicio de la Guerra Civil española

Durante el alzamiento militar, las fuerzas de Orden Público, que se mantienen leales a la República, van a ser quienes protagonizan la resistencia en la ciudad contra los golpistas. Aun así, en esta lucha, va a ser fundamental el apoyo de las milicias obreras, las cuales se lanzan a la calle, hacen barricadas y logran el control de sectores claves de la ciudad. Este factor termina inclinando la balanza en favor del gobierno republicano y el golpe militar fracasa en Barcelona. 

De todas maneras esta “participación” de las milicias no se limita al inicio de la guerra. Es muy interesante, porque esta participación de las milicias va a generar un cambio en el reparto del poder del gobierno catalán. 

George Orwell en las trincheras de la Guerra Civil Española

Algunos partidos con ideologías un poco más revolucionarias, hablamos principalmente del anarcosindicalismo y el comunismo libertario, que hasta el momento habían estado totalmente relegados, ahora no solo entran en el gobierno sino que empiezan a tener cierto peso en la política catalana. 

Entonces, es este proceso revolucionario el que tanto impacta a George Orwell. En estos primeros meses de la Guerra Civil española gran parte de la economía de Cataluña quedó bajo el control de los trabajadores. Las industrias eran gestionadas por los obreros y las áreas agrarias fueron ocupadas por los campesinos. Muchas pequeñas empresas como hoteles, restaurantes y peluquerías fueron también colectivizadas. Y ojo, todo esto se hizo de manera paralela a la guerra. 

Esta es la primera impresión que tiene George Orwell de la ciudad, de todas maneras él no se queda escribiendo sobre este proceso específicamente. George Orwell se queda poco tiempo en la ciudad porque es enviado a luchar con el POUM en el Frente de Aragón. Y bueno, de esta parte del libro uno espera un poco la acción, que empiecen los enfrentamientos, las aventuras y no. George Orwell cuenta que se la pasaba muy aburrido en las trincheras, no hace más que quejarse del frío, la falta de fusiles y de alimento. 

Dice que las municiones que tenía eran un desastre, que cuando le quitaban la tira que activaba las granadas, las tenían que tirar con la mayor velocidad posible porque sino les estallaban encima. Que al final las granadas mataban tanto al enemigo como a quien las arrojaba. Que las granadas eran imparciales en la Guerra Civil española

Pero bueno, así pasó un par de meses. En abril de 1937, George Orwell regresa a Barcelona, ya que su verdadero interés era entrar en las Brigadas Internacionales y luchar en el frente de Madrid donde estaba toda la acción. Estos eran los planes de Orwell, porque cuando llega a Barcelona va a notar que durante su ausencia este ambiente revolucionario había cambiado radicalmente. 

La guerra dentro de la Guerra Civil Española

A medida que se va desarrollando la Guerra Civil española, todo este movimiento revolucionario que se estaba poniendo en marcha en Cataluña, pues ya no era visto con tan buenos ojos. El gobierno republicano estaba totalmente sobrepasado por los acontecimientos y llega un punto en que necesitaban recuperar un poco el control de la ciudad. Ya desde abril se sentía un clima de desconfianza y se empiezan a dar los primeros enfrentamientos entre las instituciones republicanas y las organizaciones obreras.

Para simplificar un poco todo el conflicto, teníamos dos facciones en la ciudad: Primero, al gobierno republicano y los Partido Comunista Español que pensaban que lo más importante era ganar la guerra. Pensaban que este no era el momento para empezar una revolución. El ejército nacional seguía ganando mucho terreno por lo que todas las energías se debían concentrar en un solo objetivo que era ganar la guerra. 

Luego estaban los anarquistas y el POUM, de George Orwell, que pensaban que lo más importante era hacer la revolución. Que todo esto que estaba pasando ni siquiera era una Guerra Civil, era una lucha de clases, y que llevando a cabo la revolución se iba a ganar la guerra. 

Entonces, teníamos estas dos posturas en la ciudad y las relaciones entre ellas estaban cada vez más tensas. De hecho hay una anécdota muy surrealista, que se cuenta siempre, y es que por estos días era la celebración del 1 de mayo. La situación en la ciudad estaba tan tensa que se tienen que cancelar todas las actividades porque la cosa terminaba seguro en enfrentamientos y disturbios. O sea, toda Europa estaba celebrado el 1 de mayo, menos la ciudad donde se estaba llevando a cabo un proceso revolucionario. Así estaban las cosas.

Pero me estoy desviando del tema. Por más que estuvieran tratando de apaciguar un poco los ánimos en la ciudad, al final termina pasando lo inevitable. Porque el 3 de mayo finalmente se desata un enfrentamiento entre estas dos líneas ideológicas en la ciudad. Esta pequeña guerra civil dentro de la Guerra Civil española, que será conocida como las Jornadas de Mayo. Y George Orweel que, como dijimos antes estaba de vuelta en la ciudad, nuevamente nos deja un relato con lujo de detalles. 

Parece que los altercados habían empezado porque el gobierno había intentado recuperar el control del edificio de la telefónica, que estaba en manos de las milicias anarquistas de la CNT desde el inicio de la Guerra Civil española

George Orwell, que se encontraba en Las Ramblas cuando empiezan los primeros disparos, tiene que regresar a la sede del POUM, que estaba en la misma rambla, donde le explican un poco la situación y le designan la defensa de la sede. Lo que hace George Orwell es que cruza la calle y, en un pequeño observatorio con dos cúpulas gemelas que había en el antiguo Teatro Poliorama, se planta con su fusil para evitar que cualquier persona entrara a la sede.

Estuvo encerrado durante tres días y tres noches, a pesar de la tensión del momento, de que la ciudad se había convertido en un escenario más de la Guerra Civil española, lo recuerda en el libro como uno de los momentos más aburridos de su vida.

Diez números más abajo, en la misma acera, estaba la sede del Comité Ejecutivo del POUM, en las oficinas incautadas al Banco de Catalunya.

El fin de la Guerra Civil española para George Orwell

Las jornadas de Mayo terminan el 8 de mayo. Y bueno, la consecuencia a nivel político es la consolidación del gobierno republicano con los comunistas en la ciudad, ya que los grupos anarquistas fueron apartados del gobierno y el POUM terminó siendo ilegalizado. De hecho, desde el gobierno se llevó a cabo una fuerte persecución a este partido; fueron tachados de fascistas infiltrados, incluso la cúpula del partido fue detenida y algunos asesinados. 

Sabemos que toda esta experiencia tuvo un efecto dramático en George Orwell. Desaparece esta imagen idealizada de una ciudad sin clases y liderada por los obreros. De hecho culpa a los comunistas de haber detenido la revolución que se estaba dando. A partir de aquí, en su libro, George Orwell nos relata una ciudad llena de miedo, sospechas, periódicos censurados y con cárceles abarrotadas. 

George Orwell alcanza a estar en el frente en una última ocasión, pero recibe una herida de bala en la garganta, por lo que tiene que regresar a Barcelona. Pero es en este punto que se hace evidente que podría terminar detenido, por más extrangero y escritor británico que fuera, había sido miliciano del POUM. Pasa unos últimos días en Barcelona, un poco extraños, decía que en el día se hacían pasar por un extrangero en la ciudad, incluso comía en los restaurantes más caros, y en la noche dormía en la calle como un fugitivo. 

George Orwell termina escapando de Barcelona en la madrugada del 23 de junio de 1937. 

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