Hoy vamos a hablar de la historia del Palau Güell de Antoni Gaudí, una de sus obras menos visitadas, y es curioso, porque el Palau Güell es la casa que está más cerca del centro, la casa más barata y, además, es una de las primeras obras que Gaudí hace para su gran mecenas Eusebi Güell, por lo que podría ser una obra muy llamativa, pero, al final, no suele tener las filas que uno ve en la Batlló y La Pedrera.
Aun así, es un edificio fascinante y que ha estado presente en momentos históricos muy relevantes de la ciudad. Ha ido acompañando algunos hitos de la historia moderna de Barcelona, por lo que merece ser reconocida.
Lo primero que vamos a tener en cuenta en la historia del Palau Güell, es que esta es una obra muy temprana de Gaudí, tenía apenas 34 años de edad, además que fue el primer gran encargo para el que se convertiría en su mecenas, Eusebi Güell, por lo que sabemos que Gaudí le puso mucho empeño a esta obra, llegando a diseñar más de 20 versiones de la fachada.
La familia Güell
¿Y quién era Eusebi Güell? Pues Eusebi es un personaje muy interesante y a ratos polémico de la burguesía catalana de finales del siglo XIX.
De su biografía podemos, antes que nada, destacar que su padre, Joan Güell, fue un indiano, que eran básicamente personas muy del común que emigraban a América en búsqueda de una fortuna y luego regresaban a España con muchas riquezas. Joan viajó a Cuba, trabajó como dependiente por un tiempo, fundó algunos negocios dedicados a la importación y exportación, con lo que logró acumular una gran fortuna.
También hay que decir que estos negocios, en esta época, incluían el tráfico de esclavos.
La economía cubana del XIX se basaba, aparte del tabaco y café, en la caña de azúcar, donde abundaba la mano de obra esclava. Es por este pequeño detalle que el origen de la fortuna de la familia Güell es, en muchos casos, criticada.
Finalmente, Joan regresa a Barcelona en 1830, invierte su fortuna en la producción textil, consolidando una de las mayores industrias algodoneras de España. No sé si lo notaron, pero este señor un muy poco tiempo se hizo multimillonario. No por nada el lema de su familia era ‘ahir pastors, avui senyors’ (Ayer pastores, hoy señores).
Por tanto, todo este imperio es heredado y, en gran medida, aumentado por nuestro personaje central: Eusebi Güell.
Nació en Barcelona en 1846 y fue político, promotor cultural y empresario. Incluso tiene hasta trabajos en microbiología. Estaba en todas partes, y su casa no se podía quedar atrás. Esta debía ser un reflejo de su ilustre figura.
Historia del Palau Güell
El proyecto surgió en 1885, cuando el empresario le propuso a Gaudí la construcción de un palacio localizado en el número 3 y 5 de la calle Nou de la Rambla del Raval. Se sabe que Güell ya tenía una residencia en la Rambla de los Capuchinos, pero optó por comprar varias casas con el objetivo de ampliar su «humilde morada». Güell compró prácticamente toda la manzana, lo que hizo que muchas familias que vivían en esta zona tuvieran que ser desalojadas.
Uno de los detalles más interesantes de la historia del Palau Güell, es que este tipo de palacios de la burguesía catalana suelen estar situados en el Passeig de Gracia o en el Eixample de la ciudad, alejados del Raval, que era una de las zonas más humildes y más tensas. En esta época, esta zona empezaba a estar llena de casas de prostitución y cabarets, así que puede ser por eso que quisiera comprar todas estas casas para hacer su pequeña burbuja de lujo y opulencia en pleno Raval.
Ya, en cuanto al Palau Güell, Eusebi fue muy claro con lo que quería. Gaudí debía desarrollar una nueva residencia que se acomodara a la vida doméstica y social de su familia, no está de más recordar que en esta época las familias eran muy numerosas. Aquí iban a vivir Eusebi, su esposa, Isabel López, y sus 10 hijos, incluyendo a todo el personal de servicio que también iba a vivir ahí.
Por esto, el Palau Güell tiene lo que tiene una casa normal: el comedor, las habitaciones, los baños… pero a esto le sumamos también algunos espacios dedicados a eventos sociales como una gran sala de conciertos, la zona para las visitas, los talleres de pintura y el billar. Gaudí tenía que proyectar una casa para su familia, pero esta misma casa debía ser también un espacio social para reuniones importantes.
De hecho, las obras de decoración se extendieron hasta 1890, pero el Palacio fue inaugurado oficialmente en 1888 con una gran fiesta, coincidiendo con la Exposición Universal de Barcelona, y asistieron personalidades como María Cristina de Habsburgo, que era la reina regente de España en el momento, el rey Humberto I de Italia y el presidente de Estados Unidos, Grover Cleveland.
¿Y cuál fue el resultado final? Pues yo creo que es una de las obras más singulares de Gaudí. Como dije al principio, es una obra que no es muy visitada pero yo creo que es realmente fascinante.
Dentro de su trayectoria, este edificio pertenece a su primera etapa, denominada Orientalista; es un momento en el que Gaudí está haciendo una primera síntesis de lo que él entendía por la arquitectura, por lo que se notan todavía muchas influencias de diferentes estilos, principalmente oriental.
Por eso se habla de que es una etapa un poco ecléctica, pues Gaudí todavía está muy lejos de su plenitud artística, un momento que podemos reconocer muy bien en obras como la Casa Batlló y la Casa Milà, aun así, la propuesta del Palau Güell es una propuesta muy atrevida.
Si lo piensas, Gaudí debía construir un palacio en un espacio muy reducido, por lo que un elemento que se destaca de esta obra son todos los recursos y soluciones que Gaudí va encontrando para distribuir el espacio y la luz.
El mejor ejemplo de esto es el Salón Central, que ocupa 3 plantas del edificio y está coronado además por una cúpula parabólica que sobrepasa la altura de la azotea y que, a través de perforaciones permite la entrada de luz, concibiendo así una especie de planetario natural.
Otro detalle muy interesante del Palau Güell, son todos los recursos ornamentales que utilizó Gaudí, el mobiliario, incluso la cantidad de materiales nobles que se utilizaron para su construcción, la piedra del Garraf, el mármol, las maderas y hierro forjado. Dentro de la historia del Palau Güell siempre se recuerda la anécdota de cómo el secretario de Güell, Ramon Picó, decía estar llenándole los bolsillos de dinero, mientras que Gaudí se los vaciaba.
Los costos de este Palacio fueron realmente exagerados. Uno podría pensar que no porque, cuando uno pasa por el Carrer del Nou de la Rambla, no creo que se alcance a imaginar que dentro de esta fachada un poco austera hay en realidad uno de los palacios más lujosos de la ciudad.