El Raval de Barcelona, uno de los barrios más multiculturales y alternativos de la ciudad, es también conocido por su mala fama y contrastes. Aunque interesante, hoy nos centraremos en un aspecto histórico particular: el Torno de los Expósitos del siglo XV.
Breve historia del Raval
El Raval, con su rica historia que se remonta al siglo XIV, comenzó como una zona de cultivo amurallada. Esta área estratégica se diseñó para alimentar al resto de la ciudad en caso de asedio. Sin embargo, con el paso del tiempo, su función y composición social cambiaron drásticamente.
En el siglo XV, el Raval se transformó en refugio para aquellos considerados marginales o «molestos» por la sociedad. Enfermos, mendigos, criminales, pobres y huérfanos encontraron su lugar en este barrio, lo que le otorgó un carácter único y diverso, aunque también oscuro y complejo.
La presencia de estos grupos marginados fue el catalizador para el establecimiento de numerosas órdenes religiosas. Durante esta época, la asistencia social era casi exclusivamente una función de la iglesia, lo que llevó a que aproximadamente 30 órdenes religiosas se asentaran en el Raval. Cada orden tenía su propio enfoque y misión, pero todas compartían el objetivo común de servir a los más vulnerables de la sociedad.
A lo largo de los siglos, el Raval ha sido testigo de numerosos cambios sociales y urbanísticos, que han ido modelando su identidad. Este barrio ha sido un reflejo de la evolución de Barcelona, desde un espacio marginal y segregado hasta convertirse en uno de los centros culturales y artísticos más vibrantes de la ciudad.
A pesar de su transformación, el Raval aún conserva huellas de su pasado, aunque muchas veces ocultas a la vista del transeúnte casual. La historia del Raval es una ventana a los diversos capítulos de Barcelona, mostrando la complejidad y riqueza de su tejido social y cultural.
La Casa de la Misericordia: Un Refugio en el Corazón del Raval
La Casa de la Misericordia, fundada a finales del siglo XVI, representa un capítulo significativo en la historia de la asistencia social en Barcelona. Inicialmente concebida como un asilo por un eclesiástico y catedrático de la Universitat de Barcelona, esta institución reflejaba la creciente preocupación por los desfavorecidos de la ciudad.
Con el paso del tiempo, la Casa de la Misericordia se convirtió en un complejo multifuncional, incorporando un hospital, un comedor para los necesitados, y escuelas dirigidas por frailes. Este recinto se transformó en un epicentro de la caridad y la educación, desempeñando un papel crucial en el apoyo a los marginados.
La importancia de la Casa de la Misericordia radicaba no solo en su función asistencial, sino también en su rol como símbolo de la responsabilidad social y la compasión en una época de grandes desigualdades. La presencia de esta institución en el Raval subraya la complejidad de un barrio que ha sido históricamente el hogar de los más vulnerables de la sociedad barcelonesa.
Hoy en día, aunque gran parte del complejo original ha desaparecido o ha sido reutilizado, su legado perdura. El Torno de los Expósitos, un remanente físico y cultural de la Casa, sigue siendo un testimonio silencioso de la historia de la asistencia y la misericordia en el Raval.
El Torno de los Expósitos
En lo que ahora son las oficinas municipales del Distrito de Ciutat Vella, se encontraba la Casa de Maternidad y Expósitos, establecida en 1852. Esta casa acogía a madres solteras, huérfanos y especialmente a los niños expósitos, aquellos recién nacidos abandonados por sus familias.
Durante el siglo XIX, las duras condiciones de vida en Barcelona, incluso para las clases altas, llevaban a que muchas familias no pudieran mantener a sus hijos. Además, el aborto estaba prohibido por la iglesia católica. Estas circunstancias llevaban a que muchos niños acabaran abandonados.
El Torno de los Expósitos ofrecía una solución discreta y anónima a este problema social. Las madres podían dejar a sus bebés en un mecanismo giratorio que los llevaba al interior del edificio, donde las monjas de la Caridad se encargaban de su cuidado y educación.
Los bebés generalmente eran nombrados con el santo del día y apellidados «Expósito» o «Deulofeu» (que significa «hecho por Dios» en Catalán). A pesar de las intenciones caritativas, la mortalidad infantil en esa época era extremadamente alta.
El Torno de los Expósitos representó la respuesta de la Iglesia Católica a la problemática de la maternidad no deseada en Barcelona. Estos lugares estaban ubicados discretamente para permitir el abandono anónimo de los niños. Aunque hoy la calle de Ramelleres parece muy expuesta, anteriormente estaba más resguardada, contribuyendo al carácter secreto de esta práctica.