Para el día de hoy traemos un tema diferente, pero creo que muy interesante: la homosexualidad en la Barcelona. Para esto volvemos a la época romana de la ciudad.
Ya hemos hablado un poco de su historia, de algunos vestigios que nos han ido quedando en la ciudad, pero en esta ocasión les traemos un tema que yo creo es un poco desconocido ya que vamos a hablar de unas pinturas que fueron encontradas en una antigua domus romana de la ciudad, en las que hay una representación del Rapto de Ganimedes.
Aprovechando esta temática, que se suele asociar a un amor homosexual, y que en Barcelona ya estamos celebrando la semana del Orgullo Gay LGBT – vamos hablar un poco de la homosexualidad en la Antigua Roma.
Antes de empezar… hablemos un poco sobre las domus romanas
Vamos a hablar de una pintura donde está representada una escena de la mitología griega – el Rapto de Ganimedes – que, como veremos más adelante, es una temática que suele estar relacionada a las relaciones homosexuales. Por lo que, será una pequeña excusa para explorar esta temática, en el caso de la Barcelona romana.
Como siempre, vamos a empezar dando algunas coordenadas – la pintura como tal – fue encontrada en una antigua domus romana, que data entre los siglos I y IV DC. En la época romana esta domus estaba ubicada junto a la muralla de la ciudad, pero hoy en día la encontramos en el barrio gótico, específicamente, en el subsuelo del Carrer d’Avinyó, número 15.
Los restos de la domus fueron descubiertos hace poco en realidad, en el 2004, durante los trabajos en una finca de propiedad municipal. Se hicieron unos trabajos de restauración y recuperación, por lo que hoy en día se puede visitar este pequeño museo, en el MUHBA Domus Avinyó.
Pero antes de hablar de la pintura en cuestión – empezamos por el inicio – ¿qué son estas domus romanas? – Bueno, las domus son un tipo de casa romana, ya que los romanos tenían diferentes tipos de viviendas, teníamos, por ejemplo, las villae, que podríamos traducirlas como “casas de campo”, luego estaban las insulae, que era estos bloques de viviendas de las clases bajas, las normales, yo ahora mismo vivo en una insulae.
Yo espero algún día vivir en una domus, que eran estas casas sumamente lujosas, cómodas, amplias, ventiladas e iluminadas. Eran básicamente las casas de las clases más adineradas, por lo que no solían ser muy comunes; de hecho eran muy pocas las domus. Aunque, el caso de Barcino es especial, y esto ya lo hemos explicado en otros videos, pero a pesar de que la ciudad era realmente pequeña, era muy próspera, por lo que se han localizado varias casas de este tipo.
En la actualidad podemos visitar dos domus originales, de la época, la primera sería domus de Sant Honorat, que se encuentra en el carrer de la Fruita número 2 – y la segunda es la domus Avinyó – donde encontramos nuestra pintura en cuestión – el Rapto de Ganimedes.
El último detalle que vamos a tener en cuenta, es que si estas casas eran las de los “ricos”, además de ser cómodas y amplias – eran casas sumamente elegantes y estaban todas decoradas. Las paredes y el suelo, solían tener motivos geométricos, animales, personas, escenas mitológicas. La verdad es que los romanos tenían una especial atracción por la estética además de que, los que tenían dinero, evidentemente, les gustaba vivir bien.
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El Rapto de Ganimedes, la representación de la homosexualidad en la época romana
La domus de Avinyó no es ninguna excepción. Parece que estaba muy bien decorada, aunque de toda la domus nos quedan apenas restos de 3 habitaciones, dos de las cuales serían una sala de banquetes – para recibir a los amigos – y otra donde estaba la cámara del dueño de la casa. Sería en esta tercera habitación, en el cubiculum, donde está ubicado el conjunto de pinturas más importantes de la casa.
Aquí es donde tenemos entonces el Rapto de Ganimedes, que es una escena mitológica – en que básicamente Zeus se enamora de Ganimedes, que era un joven príncipe troyano, muy guapo, por lo que Zeus, que tenía esta bonita costumbre de convertirse en animales para acosar con mortales… en este caso se convierte en una águila, y captura a Ganimedes – se lo lleva al Olimpo, lo convierte en su amante y copero oficial. O sea, la persona encargada de servir la bebida de los dioses. Dicen además que todos los dioses estaban encantados con la belleza de Ganimedes – menos Hera – la esposa de Zeus que debía estar harta. Pobre Hera.
Evidentemente la pintura no está tal cual era en la época, toca usar bastante la imaginación, pero se alcanza a notar la representación de los protagonistas de la escena, Ganimedes y el águila, que sería Zeus.
Esta temática la encontramos representada bastante en el mundo grecorromano – Aunque no fue una temática exclusiva de la época clásica, porque la seguimos encontrando como una escena mitológica más, representada en obras durante el Renacimiento y el Barroco. Aunque, con el tiempo la temática se fue reinterpretando, como dato curioso en la obra de Rembrandt, parece más una condena al rapto de Zeus, ya que Ganimedes es representado como un niño. Bueno, un bebe.
Aun así, en términos generales, esta temática suele estar asociada a simposios o banquetes exclusivamente masculinos – pero – evidentemente – con lo que más se suele asociciar esta escena es con el amor homosexual. Entonces, esta pintura de la domus de Avinyó, nos va a servir un poco como excusa para hablar sobre la homosexualidad en el mundo romado.
La homosexualidad, un poco de contexto
La verdad es que este tema de la homosexualidad ha existido siempre. Si nos remontamos a las primeras civilizaciones de la historia de la humanidad, desde las culturas originarias americanas, durante el renacimiento, pasando por la Inglaterra victoriana, hasta la actualidad; siempre ha estado presente. Lo sí que ha ido cambiando son, digamos, los niveles de represión o aceptación, que esto al final está determinado por muchos factores.
Aun así, la verdad es un tema bastante difícil de rastrear; primero porque generalmente nosotros conocemos el pasado a través de las fuentes escritas, orales e incluso pictóricas; PERO, estos temas, de las relaciones, por ejemplo, la verdad es que se suelen encontrar en un ámbito mucho más privado, por lo que es muy difícil hacer afirmaciones como tan tajantes, determinar si la homosexualidad era realmente era aceptado o no, qué tanto se practicaba. Yo que sé.
Luego, lo otro que pasa es que nosotros tenemos siempre como tendencia a leer el pasado de acuerdo a conceptos y valores actuales. Para que nos hagamos una idea, en la Roma antigua nisiquiera existía una palabra equivalente a homosexualidad, ni en griego ni en latín.
Por lo que hablar de la homosexualidad en Roma puede llegar a ser problemático, aunque no es algo que pasa exclusicamente con las relaciones homosexuales. Por poner otro ejemplo, en Roma, seguramente, tampoco existía el concepto de lo que nosotros hoy en día entendemos por una relación heterosexual. Este tema ha ido cambiando bastante.
Pero bueno, aquí no va vamos a hacer un resumen de la historia de las relaciones, ni de la homosexualidad, sino que nos vamos a centrar en el caso romano, además en las relaciones de hombres, porque como dijimos antes, la pintura en la domus hace referencia a esta temática. Ya buscaremos otra excusa para explorar esta temática en el caso de las chicas.
Aun así, antes de entrar en el tema romano, primero podemos contextualizar un poco, ya que siempre que se habla de la homosexualidad en la antiguedad, pues lo primero que se nos viene a la mente es que en la antigua Grecia la homosexualdad era como lo más normal del mundo.
Que esto es como una verdad a medias. En Grecia eran “comunes” estas relaciones entre hombres pero, nuevamente, estas relaciones no eran como las entendemos hoy en día. Generalmente se daban entre hombres mayores y adolescentes, jóvenes, “que no tenían barba todavía” para ser más precisos.
Dentro de estas relaciones, el hombre adulto ejercía una especie de tutela amorosa sobre el joven, era algo así como su “mentor” y asumia su formación militar, académica y sexual. Lo guiaba por todos los caminos por los que debía transitar un adolescente para convertirse en un ciudadano respetable. Luego, ya cuando al joven le crecía la barba, llegaba el momento de poner fin a la relación y cada uno por su lado.
Que un pequeño paréntesis, hoy en día este tipo de relación podría estar más cerca al concepto que tenemos hoy en día de pederastia. Pero bueno, en este tema no nos vamos a meter.
Ahora, las relaciones ya entre adultos parece que no eran vistas con buenos ojos, o por lo menos no eran tan comunes como uno cree. Aunque evidentemente se dieron sus casos. No por nada el héroe y gran protagonista de la Ilíada Aquiles, parece que tenía una relación bastante especial con su compañero de armas, Patroclo. Incluso, ya vimos que Zeus “el padre de los dioses y los hombres”, dentro de todas sus aventuras amorosas, estaba también los jóvenes, como era el caso de Ganimedes.
La homosexualidad en el mundo romano
Esto era de forma muy resumida, lo que pasaba con los griegos, pero ahora la situación en la antigua Roma vamos a ver que era un poco diferente.
Primero sabemos que durante la República Romana fue promulgada una ley (Lex Scantinia – 149 a. C.) que – según lo que se ha podido conocer – regulaba el comportamiento sexual penando la pederastía, el adulterio y las relaciones entre hombres, llegando a estipular incluso la pena de muerte para los varonores.
Esta ley ha sido siempre como la principal “pista” que tenemos en torno a la homosexualidad y bueno, lo más normal sería que pensemos entonces que la homosexualidad estaba totalmente prohibida en Roma. Pero ojo, que esto tiene su truco, ya que este tipo de leyes se aplicaban únicamente a los ciudadanos nacidos libres que fueron, durante la mayoría de la historia romana, una posición social bastante privilegiada, reservada para muy pocas personas.
Entonces, por un lado estas leyes no se aplicaban a todo el mundo. Y luego, una segunda cuestión que debemos tener en cuenta, es que esta ley, dentro de las relaciones homosexuales, castigaba únicamente a la persona que adopta una posición pasiva. O sea, lo que se condenaba no era en sí la relación, sino el rol que se tomaba en ella.
Por esto, teniendo en cuenta estas “condiciones”, la conclusión es un poco que lo que estaba mal visto, o mejor dicho, lo que se condenaba en el mundo romano, era que una persona de clase alta, un ciudadano, tomara una posición pasiva en la relación. Porque luego, ese mismo ciudadano, podía tener relaciones sexuales con libertos, esclavos, cualquier – no ciudadano – siempre y cuando él fuera el activo. ¿Se está entendiendo?
Ah, y si tu no eras ciudadano, como estas leyes no te aplicaban, se entiende que podías hacer lo que quisieras. Aunque si eras un esclavo tampoco te podrías haber negado a tu amo. O sea, que es un tema que tiene bastantes matices.
Además que la historia de Roma, es bastante larga, a pesar de que es, en teoría, la misma sociedad, la verdad es que tiene etapas muy diferentes, no es lo mismo una sociedad más agraria y que podía llegar a ser más “conservadora” durante la República – que la Roma totalmente cosmopolita y “libertina” durante la etapa imperial. Es por este motivo que encontramos momentos en que fue fuertemente condenado – hasta que pudo llegar a tener una relativa aceptación.
La mejor prueba de esta relativa “aceptación” frente a la homosexualidad es toda la información que se ha alcanzado a rescatar de la vida privada de muchos emperadores. Ya que parece que la lista de emperadores que habían tenido igualmente relaciones con hombres, es bastante larga.
Siempre se cita el caso del emperador Adriano y su querido Antinoo, se habla también de Nerón, de Trajano, el caso de Heliogábalo muy interesante también por si alguien quiere profundizar en este tema … incluso alguna vez se llegó a decir que Julio César era la mejor mujer de los maridos y el mejor marido de las mujeres. Que bueno, en este último caso parece que era más un arma que utilizaban sus adversarios políticos.
Pero bueno, ya para ir concluyendo, en el caso de la Barcelona romana entre los siglos I y IV DC, parece que no sólo era aceptada sino que de alguna forma era incluso motivo de orgullo, ya que el personaje dueño de la domus llegó a elegir como decoración de su casa una temática que hacía referencia justamente a esto.
Dentro de las investigaciones que se llevaron a cabo en la domus, en una de las pinturas se encontró el nombre de Licinio Segundo, que podría ser entonces el dueño de la casa que encargó la pintura de esta temática tan particular.
De este señor la verdad es que no sabemos nada, no podemos tampoco podemos llegar a afirmar que era gay, sacarlo del closet después de tantos siglos, aunque tener en su casa esta representación del Rapto de Ganimedes, nos da algunos indicios.
Lo que sí podemos decir es que este señor tenía un gusto exquisito, ya que los mismos restauradores de la casa reconocen que se trata de una de las decoraciones más interesantes de la Hispania romana, no sólo por la calidad técnica y composición, sino porque este tipo de moda decorativa, muy parecida, por cierto, al estilo pompeyano del siglo IV, hasta el momento no había sido documentada en la Barcelona Romana.
Yo creo que es fascinante que una simple pintura te termine incluso dando tanta información y te permita conocer un poco más sobre cómo era la vida de estas personas hace 2000 años.
Luego veremos que llegando ya al final de la época imperial, con la llegada de la era cristiana, parece que vuelven las prohibiciones pero esta es otra historia.