Y volvimos al Paseo de Gracia. Ya vimos la casa más desconocida (Casa Calvet), la más conocida (Casa Batlló), ahora es el turno de la casa más polémica de Gaudí: La Casa Milà o más conocida como La Pedrera. Daremos algunos detalles sobre el edificio, pero sobre todo vamos a hablar sobre un suceso que va a marcar la historia de la ciudad, posiblemente, el motivo por el que la obra va a quedar inconclusa. La conocida como Semana Trágica de Barcelona.
Los inicios de La Pedrera
Antes de leer este post, les recomendamos leer los otros dos post sobre las casas de Gaudí. Porque el primero (Casa Calvet en Barcelona ¿Una obra de Gaudí?) nos explica un poco por qué en esta época se estaban construyendo casas de este tipo en Barcelona, y el segundo (La Casa Batlló y la leyenda de San Jorge) nos da algunas claves de la manera en la que Gaudí concebía la arquitectura.
La Pedrera fue construida justo después de la Casa Batlló, entre los años 1906 y 1910. Fue un pequeño proyecto inmobiliario del matrimonio de Pere Milá y Roser Segimon, ambos personas muy acaudaladas y distinguidas de la ciudad.
La idea era construir un edificio de grandes dimensiones, en el piso principal ubicar su residencia, y el resto de plantas dedicarlas para alquiler. Y la obra iba a estar a cargo de Gaudí, que en ese momento era el arquitecto de moda en la ciudad. Hasta aquí todo bien, pero vamos a ver que una vez que empieza la construcción empiezan también los problemas. Esta casa va a estar siempre rodeada de polémicas.
Lo primero que vamos a nombrar es la cuestión del nombre. Porque esta casa no es que la gente la identifique como La Casa Milà, como debería ser, sino que la llaman siempre La Pedrera, palabra catalana que significa “cantera”. Que en realidad era un apodo despectivo, los vecinos de la zona pensaban que esto era más parecido a una cantera de piedra a cielo abierto, y por eso la llamaban así.
Pero no se quedó solo en el apodo. Si uno revisa la prensa de la época se encuentra con todo el mundo se estaba burlando de la la casa. La presentaban como un garaje de dirigibles, como una mona de pascua, como una pescadería, incluso como una ratonera.
Y bueno, todo este revuelo se entiende, el estilo de esta casa es indescifrable. El verdadero problema estaba en que la familia Milà tampoco es que estuviera muy enterada de La Pedrera y de lo que Gaudí estaba construyendo.
La Pedrera, un edificio controversial
En principio, los planos de la casa plantean un híbrido ampliado de la casa Batlló. Lo que pasa es que a partir de esta idea Gaudí se nos va a poner creativo, y durante la construcción va a cambiar constantemente su proyecto para modelar el aspecto y la estructura del edificio. Esto para Milà fue, seguramente, una pesadilla. Sabemos además que la familia no estaba muy contenta con el avance del edificio. Pero esto da igual, porque para Gaudi la construcción de La Pedrera estaba siendo una experiencia muy enriquecedora.
Y solo para que nos hagamos una idea, La Pedrera no tiene muros de carga, que son los que generalmente sostienen el peso del edificio. En cambio, Gaudí idea un edificio que se sostiene sobre una estructura de pilares, columnas y unas vigas metálicas que lo sostienen. Y esto puede parecer poca cosa, pero para la época esta idea era revolucionaria. La persona que habitaba la casa no estaba limitada por los muros de carga, por lo que podía hacer lo que quisiera con el espacio. Y este es un concepto de vivienda – libre – era sumamente moderno. Gaudí un crack.
En fin, al final todos estos cambios terminaron excediendo las estimaciones presupuestarias. O sea, que Gaudí tuvo que pedir más dinero a Milà. Además que ciertos elementos La Pedrera, como la azotea y una de las columnas de la fachada, estaban incumpliendo normativas del Ayuntamiento. Por lo que ustedes vayan sumando, las burlas, los planos, el dinero, la columna. Y Gaudí, en estos líos, siempre hizo caso omiso Continuó las obras esperando que Milà y el Ayuntamiento terminaran cediendo.
Ya para 1909 se ve la fachada de La Pedrera por primera vez, faltaban todavía algunos elementos para que la casa estuviera finalizada. Pero en el mes de julio de este mismo año, en Barcelona va a tener lugar un suceso, que no solo va a frenar las obras de construcción en la casa, sino que se va a convertir en una de las huelgas más recordadas de la ciudad.
La construcción de La Pedrera en medio de la Guerra
La Semana Trágica es el nombre que suele darse a los sucesos que tuvieron lugar en Barcelona – y otras ciudades de Cataluña – entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909. Empezó siendo una huelga general, convocada en rechazo a la decisión del gobierno de Antonio Maura de enviar tropas de reserva a las minas en Marruecos. Pero vamos a ver que esta huelga se convierte en una revuelta anticlerical. ¿Y por qué pasó todo esto? Vamos a poner primero un poco de contexto para entender qué era lo que estaba pasando.
El inicio del siglo XX estuvo marcado por el Desastre de 1898, la Guerra contra EEUU en que España pierde sus últimas colonias en Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Después de este fracaso militar, España va a reforzar su presencia en el norte de África, en una de sus últimas zonas de influencia, en Marruecos.
Entonces, en este contexto, en julio de 1909 unos trabajadores que se encontraban en las minas españolas en Marruecos sufrieron un ataque. No vamos a entrar en muchos detalles de lo que estaba pasando, aunque tenemos que nombras que estas minas estaban siendo explotadas por un consorcio encabezado por el Marqués de Comillas, Eusebi Güell y Conde de Romanones, y aspecto es importante porque todo el conflicto va a ser visto como una defensa a los negocios de estos particulares.
Pero bueno, empiezan ataques de parte y parte, la situación se sale un poco de control, por lo que el gobierno toma la decisión de enviar unidades militares, dentro de los que estaban incluidos también reservistas. Esta medida fue sumamente impopular en ciudades como Barcelona.
En esta época todo el mundo tenía que ir a la Guerra, pero, debido a la legislación de reclutamiento vigente de la época, se permitía quedar exento pagando una cantidad de dinero – que estaba solo al alcance de la gente más adinerada. Por este motivo, la mayoría de estos reservistas terminarían siendo padres de familia de las clases obreras.
Y bueno, siempre que estamos en Paseo de Gracia hablamos de los burgueses, el desarrollo y la riqueza de la ciudad, pero, a 15 minutos del Paseo de Gracia, aquí, en el Raval, estaba el barrio obrero de la ciudad, en el cual se pasaba mucha y penurias. Además de que la brecha entre la burguesía y el proletariado parecía cada vez más grande.
Entonces, la relación entre los obreros y la élite de la ciudad ya estaba lo suficientemente tensa, como para empezar ahora esta guerra en la que van a pelear los pobres. Además de que después del desastre en Cuba, nadie quería saber de aventuras bélicas, menos si era para socorrer los negocios mineros acaudalados de la ciudad. Es por este motivo que las asociaciones obreras se van a reunir y van a declarar una huelga general en la ciudad.
El 26 de julio de 1909 Barcelona amanece ya enrarecida, las fábricas y el comercio estaban totalmente paralizados. En algunas calles se habían construido barricadas, se habían cortado líneas telefónicas y se había interrumpido el tráfico ferroviario. La respuesta del gobierno fue declarar el estado de guerra y esperar que llegaran refuerzos para contener las movilizaciones. Pero, en un punto fue evidente que las autoridades estaban desbordadas y habían perdido el control de la ciudad.
El problema, además, parece ser que ningún dirigente del comité huelguista, del catalanismo de izquierda ni del republicanismo, quiso tomar la dirección del movimiento que se estaba generando . Y bueno, no creo que sea posible determinar en qué momento exactamente esta movilización contra la Guerra, que en un momento pudo tener potencial de insurrección, se termina convirtiendo en una revuelta anticlerical. Pero, al final, todo el descontento en la ciudad se terminó canalizando en contra de la iglesia, la cual, desde hace tiempo venía también generando mucho malestar en las clases populares.
La relación entre la Semana Trágica y La Pedrera
La iglesia católica era vista como una de las esferas dominantes de la sociedad. Incluso de la élite adinerada, ya que no pagaban impuestos y su institución se beneficiaba por las tasas de consumo, una especie de iva de la época, que era sumamente impopular.
Esto, sumado al ya creciente anticlericalismo en las capitales, dió como resultado un estallido de violencia en contra de la iglesia. Y las autoridades de la ciudad sabían muy bien esto y no tuvieron ningún problema en que se quemaran las iglesias, antes que fábricas, los negocios o incluso los mismos edificios estatales.
Los datos van cambiando dependiendo de la fuente. Pero en esos ocho días de revuelta murieron un total de 87 personas, entre religiosos, revolucionarios y militares. Fueron asaltados 81 edificios, entre los que había 27 escuelas de órdenes religiosas, 4 escuelas parroquiales, 18 iglesias y 18 conventos.
Según las crónicas de la época la primera iglesia ardió a media noche del lunes, pero los ataques a la iglesias continuaron durante toda la semana. Aunque parece ser que el peor día fue el martes, en la que ardieron alrededor de veintitrés edificios del casco antiguo.
De este día se recuerda especialmente la profanación de tumbas y la exhibición de cadáveres por la ciudad. En especial el asalto al convento de las Jerónimas, en que los cadáveres de las monjas fueron llevados a hombros por un grupo de mujeres hasta la plaza Sant Jaume.
Se hizo una especie de procesión macabra que tenía como destino final las casas de Güell y Comillas, recuerden, los que controlaban las minas en Marruecos. Todo esto a manera de advertencia.
Pero en fin. Ya las cosas se empezaron a calmar el jueves. Además llegaron unos 10.000 soldados que lograron controlar la ciudad. El lunes 2 de agosto los obreros barceloneses, a los que la patronal había prometido que podrían cobrar su salario de la semana, volvieron finalmente al trabajo.
La influencia de la Semana Trágica en Gaudí
Sabemos que la Semana Trágica la vivió Gaudí con absoluto terror. Gaudí era una persona sumamente religiosa por lo que toda esta semana lo marcó profundamente. El biógrafo del arquitecto Gijs Van Hensbergen llega a afirmar que a partir de los sucesos de la Semana Trágica tenemos a un Gaudí convencido de que la perversidad y corrupción de Barcelona solo se podría expiar con la construcción de la Sagrada Familia. No por nada La Pedrera será la última obra civil que haga el arquitecto en vida.
De todas maneras durante la Semana Trágica, La Pedrera no sufrió ningún daño. Aun así, al siguiente año se paralizaron las obras en la casa porque, como dijimos antes, Gaudí había incluído ciertos elementos en la construcción que no estaban cumpliendo los requisitos municipales. Por lo que se tenía que solucionar esta cuestión.
Al final Gaudí terminó saliéndose con la suya, las autoridades no cumplieron las sanciones teniendo en cuenta el carácter monumental del edificio. Sería 1914 cuando se podrían reanudar las obras de La Pedrera, pero entre todos los trámites y problemas, Gaudí ya se había desentendido totalmente de la obra.
Quedan pendiente algunos detalles más decorativos, en los balcones y en los patios interiores, pero el detalle que quedó faltando fue una virgen de 4 metros de altura que estaba destinada a coronar la fachada principal de la casa.
La virgen no se pone nunca, a Milá le parecía que la casa iba a terminar pareciendo una fortaleza de la fe. Viendo además como estaban los ánimos en la ciudad exigió que la escultura no fuera entonces incluida en la construcción de la casa. Y es por este motivo que muchas personas afirman que La Pedrera, además de todas las polémicas y los problemas por los que pasó, no está finalizada.