Hoy salimos de la zona antigua de la ciudad, de la zona modernista, y nos venimos a la playa de Barcelona, más específicamente a la playa del Somorrostro.
Para el post de hoy, les traemos un tema muy especial. Vamos a hablar sobre algunos barrios de chabolas que se configuraron en la ciudad en el siglo XX, ya que nuevamente puede parecer que aquí solo había barrios históricos y barrios hechos a la medida de la burguesía industrial, pero no fue así.
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La consolidación de las barracas de Barcelona
Lo primero que vamos a tener en cuenta es que en España se denomina informalmente barracas o barrios de chabolas a estas zonas un poco marginales de la ciudad. En Latinoamérica existen otros nombres como invasiones, en Colombia, las villas miseria, que están en Argentina, y las favelas, que se conocen en Brasil.
Pero, básicamente, estamos hablando de estos conjuntos de viviendas más bien improvisadas, humildes y hechas, además, con materiales de mala calidad, que se terminan convirtiendo de forma improvisada en barrios.
En el caso de Barcelona, parece ser que es un fenómeno que se origina en el siglo XIX, y que desde esta época ha estado siempre acompañando la historia de la ciudad. Que siempre que hablo de Barcelona parece que todo ha sido siempre una maravilla, como si aquí no hubieran problemas, cuando – evidentemente – las cosas no eran así.
Lo que pasa es que es un tema que no se suele nombrar mucho, en comparación de los grandes edificios modernistas de la ciudad. Sin embargo, allí convivieron también miles de barracas en las que vivían personas sin las mínimas condiciones de salubridad, agua o electricidad.
El origen de este tipo de barrios estuvo estrechamente relacionado, como se pueden imaginar, a una migración masiva del campo a la ciudad, como dijimos antes, Barcelona se estaba consolidando como uno de los focos de industrialización más importantes, por lo que, la ciudad se va a convertir en un lugar muy atractivo para los diferentes trabajadores de la península que se terminan desplazando en busca de algún tipo de oportunidad.
Pero luego, un segundo elemento que influyó bastante fue también la falta de oferta de vivienda en la ciudad. Parece que, durante este primer periodo de migración, la construcción de viviendas pudo satisfacer principalmente la oferta de personas con rentas medias y altas, las más rentables evidentemente.
De hecho, se calcula que, entre 1875 y 1896, en el Eixample, se construyeron un 65% de edificios nuevos; en cambio que en zonas más populares como PobleSec solamente se construyó un 10%, y en la Barceloneta un 4%. O sea, que para las rentas bajas no se estaba construyendo.
Sería entonces la conjunción de estos dos elementos, la cuestión de la migración y la falta de viviendas los principales motivos por los que en Barcelona se empiezan a configurar este tipo de barrios habitados por estos sectores bajos para los que fue realmente imposible poder sufragar el costo de una vivienda.
Las barracas empezaron a configurarse a finales del siglo XIX, empezaron siendo sobre todo clase trabajadora del resto de la península (Valencia, Andalucía y Aragón) y se ubicaron en zonas muy específicas.
En Montjuic, por ejemplo, se ubicaron sobre todo obreros que venían a trabajar en obras puntuales, por lo que construían incluso refugios temporales, ya que tenían intención de poder regresar a sus respectivas ciudades. En cambio, en otro foco importante en la zona de la playa, se ubicaron principalmente pescadores que, nuevamente, venían en ciertas temporadas a trabajar a la ciudad.
Aun así, en esta primera etapa, en el siglo XIX, el barraquismo todavía no era un gran problema en la ciudad, no había adquirido las dimensiones que alcanzaría más adelante. En realidad, sería ya en el siglo XX, siendo más precisos en la década de 1920, en medio de un periodo de bonanza económica, cuando estos asentamientos empiezan a perder su rasgo de temporalidad y se convierten en un problema estructural y permanente.
A partir de 1920 se empieza a salir un poco de control. La migración se va a incrementar, hubo una ola muy grande de personas que venían de Murcia y Almería, además de cedió también como una migración dentro de la misma ciudad, ya que personas que ya estaban en Barcelona se empiezan a trasladar a estos barrios; parece que preferían tener un espacio propio, construir un hogar, aunque fuera de forma rudimentaria, antes que vivir hacinado en un piso pequeño y alquilado.
Y bueno, aquí sería interesante entrar un poco más en detalle, hablar de todos los asentamiento que se van a configurar en la ciudad, pero ya saben que en este post nos vamos a tener que centrar únicamente en la zona del Litoral, justamente en el barrio del Somorrostro.
El emblemático Somorrostro
El Somorrostro es una de las barracas más “emblemáticas” de la ciudad y una de las más antiguas, ya que sus primeras referencias datan de 1875. Aunque sería más o menos en 1915/20 cuando se convierte en este gran barrio marginal poblado por pescadores, como dijimos antes, pero sobre todo se va a convertir en un poblado gitano.
De hecho, muchas personas y turistas que vienen al paseo marítimo de la ciudad no deben ni sospechar que justo desde esta zona, en el parque de la Barceloneta hasta la zona Bogatell se extendió el Somorrostro, este gran barrio de chabolas que llegó a tener más de 10.000 residentes.
Aun así, esta no fue la barraca más grande, ni la más poblada, pero podríamos decir que fue una de las peores – si tenemos en cuenta las complicaciones sanitarias que podía tener un asentamiento literalmente al lado del mar. Se pueden imaginar toda la humedad, las enfermedades – sabemos que en esta zona había también un vertedero de residuos – y bueno, a eso le suman los temporales, las tormentas – La vida en el Somorrostro debió ser especialmente dura.
Sin embargo, a partir de 1950, debido a una segunda gran ola de migración en Barcelona atraída por la reactivación económica de la misma, muchos trabajadores provenientes de otros lados de España decidieron migrar a la ciudad, lo cual probablemente incrementaba la densidad poblacional de Somorrostro a tal punto que, en 1949, el ayuntamiento franquista hacía controles policiales en las estaciones de tren de la ciudad, e incluso hasta devolver personas que llegaban a esta, por ejemplo, sin un permiso de trabajo que justificara su estancia en Barcelona, para tratar de tener la situación un poco más controlada.
Por otro lado, es esta época también cuando se empiezan a poner en marcha algunas iniciativas para acabar con las barracas que ya existían en la ciudad, estos núcleos ya casi que “históricos”.
Sería a partir de 1956 que el régimen franquista empieza la construcción de varios polígonos del Ministerio de Vivienda. La idea era empezar a reubicar, poco a poco, a las personas que vivían en las barracas.
Esto claro por cuestiones sanitarias, aunque es curioso porque en algunos casos llegó a ser incluso una cuestión de estética de la ciudad. Se nombra bastante una visita de Franco a Barcelona en 1963, al cual no le gustó nada cómo se veían las barracas de Montjuïc; por lo que puso en marcha diferentes proyectos para desaparecer estos espacios de la ciudad – entre ellos – evidentemente, el Somorrostro.
¿Y qué pasó con el Somorrostro?
Fue en 1963, cuando el barrio ya estaba en vía de extinción. Se había empezado a construir el paseo marítimo, por lo que el barrio del Somorrostro estaba cada vez más reducido, además que desde las políticas que se estaban llevando a cabo este tipo de lugar, recuerden, debían desaparecer.
Fue en 1966 cuando todas las barracas fueron destruidas, por orden del dictador, se desmantelaron todas estas casas y las familias fueron reubicadas en estos polígonos que nombramos antes, aunque parece que el traslado se hizo antes de que estos pisos estuviera listos, por lo que fueron enviados a otros barrios provisionales. De todo esto nos quedó un poco el nombre, los invito a que la próxima vez que vengan a la playa de la Barceloneta a ver este tramo que, desde el 2011, fue entonces rebautizado como la playa del Somorrostro para que no se olvide toda la historia que tuvo esta parte de la ciudad.