Historia de la gloria de la Sagrada Familia de Gaudí (3/3)

En capítulos anteriores tratamos de establecer el nuevo escenario sin precedentes, que había inaugurado la llegada de la era industrializada –Nacimiento de la sagrada Familia-. Vimos también cómo Barcelona se había convertido en este pequeño laboratorio de inestabilidad y conflictos como consecuencia de este momento histórico –Muerte de la sagrada …

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En capítulos anteriores tratamos de establecer el nuevo escenario sin precedentes, que había inaugurado la llegada de la era industrializada –Nacimiento de la sagrada Familia-. Vimos también cómo Barcelona se había convertido en este pequeño laboratorio de inestabilidad y conflictos como consecuencia de este momento histórico –Muerte de la sagrada Familia-.

Pero, para este tercer y último capítulo, nos hemos guardado dos temas que son muy interesantes, además de fundamentales, dentro de la larga biografía de la Sagrada Familia.

En un primer momento vamos a explicar que estaba pasando en Barcelona durante la Guerra Civil, por qué quemaron la iglesia, cuáles fueron las consecuencias y, daremos también, algunas pinceladas de lo que pasó durante la posguerra, una vez se instaura la dictadura de Francisco Franco.

Ya en la segunda parte del video, vamos a explicar en qué momento vuelven las obras al templo. Teniendo en cuenta que se perdido mucha información, por lo tanto, es importante identificar cómo fue posible que la obra de Gaudí se volviera a poner en marcha.

El objetivo será entonces conocer cuál fue este largo proceso por el que la Sagrada Familia tuvo que pasar para convertirse en el referente turístico número 1 de España. El momento de la gloria de la Sagrada Familia.

La segunda República Española

En 1923 el General Miguel Primo de Rivera, con el apoyo del Rey Alfonso XIII, se subleva contra el gobierno de alternancia entre Liberales y Conservadores e instaura una dictadura militar. A partir de aquí, se hace evidente de que el sistema político español estaba entrando en una profunda crisis y que la monarquía estaba cada vez más deslegitimada. Finalmente, el dictador se queda sin apoyos por lo que termina dimitiendo.

Aquí tenemos que resumir muchas cuestiones. Pero después de conocer los resultados de unas elecciones municipales y de que el Rey huye al exilio el 14 de abril de 1931 se proclama la Segunda República Española.

Se pueden imaginar entonces que el nuevo régimen político va a llegar en medio de mucha ilusión y entusiasmo. Un sector considerable de la población, va a ver en la República, una verdadera oportunidad para liberar a España de todos estos lastres que estaban entorpeciendo la modernización del país. 

A pesar de todo este entusiasmo, la Segunda República no estuvo exenta de problemáticas, todo lo contrario. La Segunda República fue una serie de gobiernos, que van desde políticas republicanas moderadas, seguido de un gobierno conservador, hasta la llegada de un último gobierno de Frente Popular.

La forma en la que se pusieron en marcha una serie de políticas y sociales abrió una brecha entre la población que fue cada vez más difícil de zanjar. Los desencuentros y las confrontaciones acumuladas durante décadas fueron tomando cada vez más protagonismo en el nuevo escenario político. Al final casi que la única constante durante los años de la Segunda República fue la radicalización de la sociedad española.

Inicio de la guerra civil Española

El detonante de la Guerra Civil va a llagar el 17 de julio de 1936, cuando una parte del ejército se subleva contra el gobierno de Frente Popular.

La rebelión militar estalla con éxito en Marruecos y al día siguiente alcanza la península. En Barcelona, el 19 de julio de 1936 unidades militares abandonan sus cuarteles con el objetivo de avanzar hacia el centro y ocupar puntos claves para el control de la ciudad. Las fuerzas de Orden público, leales a la República, organizan una resistencia a los golpistas, lo cual termina desatando una verdadera batalla en la ciudad. En esta lucha, fue fundamental el apoyo de las milicias anarquistas, que levantan barricadas en la ciudad y logran hostigar el avance de los militares.

Ya para el 20 de julio era evidente que el levantamiento había fracasado en Barcelona. De hecho, solo fue exitoso en ⅓ de la población.

Finalmente, vamos a ver que esta polarización que existía en España se va a traducir de alguna manera en el territorio.

España se partía en dos y empezaba la Guerra Civil.

Una vez iniciada la contienda, en ambas retaguardias dependiendo de la ciudad en la que te había tocado una vez empieza la guerra, vamos a ver que se desata un periodo de persecución y terror generalizado.

Estos primeros días de la guerra, se convirtieron en una verdadera catarsis colectiva, en la que se materializaron todos los anhelos, la sed de venganza, que se había ido acumulando desde hace mucho tiempo.

España entre la pólvora y el incienso

No lo nombramos antes, pero Uno de los temas que más estaba generando polarización en la sociedad fue la cuestión religiosa. Como explicamos en los dos capítulos anteriores a lo largo del siglo XIX y el inicio del XX la relación entre Iglesia y Estado era bastante tensa. Por este motivo, durante la Segunda República fue necesario tomar una postura más clara sobre esta situación.  Y bueno, la posición que toma el gobierno es muy significativa.

En 1931, el gobierno provisional, se encargó de redactar una constitución en la que se establecen los cambios que iban a ser necesarios durante el nuevo gobierno republicano. Esto, incluía medidas como la ampliación de derechos civiles, una reforma laboral, una reforma agraria, en fin, la constitución del 31 era sumamente ambiciosa. Pero, en relación a la cuestión religiosa, se establece una completa separación entra la Iglesia y el Estado. Es decir, se trata de instaurar por primera vez en la historia de España un estado laico.

Se llevaron a cabo reformas que ampliaban la libertad de cultos, crear un sistema de escuelas laicas, legalizar el divorcio y tratar de reducir las órdenes religiosas. Y es que claro estas reformas eran lógicas teniendo en cuenta que un estado republicano no puede existir sin una separación entre la Iglesia y el Estado.

Sin embargo, el problema que surge en esta cuestión es que este proyecto terminó teniendo un sesgo anticlerical. De hecho, el mismo año que se proclama la Segunda República, se realiza una jornada de quema de Iglesias, muy parecida a la que vimos en la Semana Trágica, solamente que se va a realizar en toda España.

Acciones como estas generaron mucho malestar en círculos católicos, que desde el comienzo van a mirar a la República con mucha desconfianza. En algunos casos, por ejemplo, se van a poner incluso en contra.

Pero bueno, el caso es que estas tensiones venían ya bastante tiempo acumulándose y una vez empieza la Guerra Civil, pues, cada bando va a tomar una posición muy definida en todo esto:

Un bando quería casi aniquilar toda huella de este imaginario de la España católica, confesional e inquisitoria. Mientras que el otro veía a la iglesia como la piedra angular, única defensora legítima de la propiedad, la libertad y el orden social.

En la zona donde el alzamiento militar triunfa, se restituye el culto católico y se devuelven todos los privilegios anteriores a la iglesia católica. A partir de aquí la Guerra Civil va a tener una connotación de cruzada o de nueva Reconquista. España se volvía a levantar en contra de las ideologías extranjeras que habían invadido y estaban envenenado a la patria.

Se da inicio entonces a una «guerra santa», en defensa de la religión y la nación, otorgando al bando sublevado, de paso, la legitimidad para llevar a cabo todos los crímenes que van a cometer.

De todas maneras, en el otro bando, pasó exactamente lo mismo, solo que al revés.

Durante la guerra se volvió nuevamente a las jornadas de quemas de iglesias, que en este punto ya eran prácticamente una tradición. Se prohibió cualquier tipo de expresión religiosa en la vida pública. Además, y esto sí fue nuevo, se desató una persecución contra cualquier persona que estuviera vinculada en lo más mínimo con la iglesia católica.

Y no estamos hablando de curas, capellanes, no, en algunos casos bastaba con que la persona se identificara como cristiano devoto o que fuera miembro de alguna organización apostólica, para ser ejecutado.

Por lo tanto, como Barcelona se encontraba en la zona republicana, fue justamente en este ambiente cuando la Sagrada Familia sufrió el incendio.

Con actos como este, se buscaba casi que borrar cualquier rezago que quedara de catolicismo. Había que acabar el problema con la iglesia, sencillamente, no dejando una en pie.

Durante el resto de la Guerra, la Sagrada Familia quedó totalmente abandonada. Incluso la Cripta fue convertida en un baño improvisado y entre sus cuatro torres quedó colgada una pancarta que invitaba a enlistarse en las Juventudes Libertarias.

De esta época tenemos también el testimonio de George Orwell, que en su libro ‘Homenaje a Cataluña’ relata sus experiencias durante la guerra como miliciano del Partido Obrero Unificado Marxista (POUM).

Decía, sobre la Sagrada Familia, que era uno de los edificios más feos del mundo y que los anarquistas habían mostrado muy mal gusto al no derribarlo cuando habían tenido la oportunidad.

Pero, lo que Orwell en este punto desconocía, era que el bando que había elegido para defender durante la Guerra, iba a ser muy pronto derrotado.

Final de la Guerra Civil Española

Al inicio de 1939, poco después de que el bando sublevado gana la batalla del Ebro, vemos que la guerra estaba prácticamente finalizada, la caída de Cataluña era solo cuestión de tiempo. Después de 3 largos años de Guerra, Barcelona se encontraba ya exhausta y sin fuerzas para defenderse. En la madrugada del 26 de enero las tropas sublevadas alcanzan las cumbres del Tibidabo y de Montjuic. Al medio día los soldados empiezan a bajar por paseo de Gràcia, ocupando toda la urbe y toman el control de la ciudad sin encontrar, por cierto, ningún tipo resistencia.

Dos días después se celebra una misa católica en la Plaza Cataluña, la cual, de manera simbólica, consumaba la victoria del bando sublevado y el regreso del catolicismo a la ciudad.

Finalmente, muchas de las víctimas de la represión, en la retaguardia republicana, fueron declaradas «mártires de la Guerra Civil». Entre ellas estaban las 12 personas asesinadas que habían hecho parte del círculo más próximo de la Sagrada Familia.

De ellos queremos destacar a Mosén Gil Parés, capellán y director de las Escuelas de la Iglesia. En varias biografías se nombra que fue un amigo muy cercano de Gaudí, incluso, parece que fue él quien lo encontró en el Hospital después de haber sido atropellado.

Pero bueno, el caso es que se dice que en alguna ocasión Gil Parés le preguntó a Gaudí ¿qué pasaría si una guerra destruyese la Sagrada Familia? El arquitecto le contestó, casi sin dejarle terminar, que habría que construirla de nuevo. La iglesia podía estar destruida pero no acabada.

El 1 de abril de 1939, Francisco Franco, que era el jefe político y militar del bando sublevado, firma el último parte de guerra y declara la victoria del bando sublevado, la Guerra, que había durado 3 años y había dejado alrededor de medio millón de muertos, había terminado.

Inicio de la dictadura

Como consecuencia de la victoria se instaura un sistema totalitario que concentraba todo el poder en torno a la figura del ahora dictador Franco.

Este sistema va a tener muchas similitudes a los regímenes fascistas europeos de la época, aunque tenía una clara diferencia y es que este sistema tenía como pilar fundamental el catolicismo.

O sea, piensen, que, si durante la República la idea era consolidar un estado laico, pues al final, Franco termina consolidando un nacionalcatolicismo.

Los primeros años de la dictadura fueron sin lugar a duda los más difíciles.

Estos años que van desde el final de la Guerra hasta la década de los 60, se suele denominar la etapa autárquica. Es decir, el gobierno pretendía tener un estado autosuficiente, totalmente cerrado al contacto y comercio con el exterior. España se pretendía abastecer sola. Aunque esta política era totalmente recíproca, Europa no le interesaba tener una relación con un dictador de corte fascista.

Pero bueno, para consolidar este régimen, se llevó a cabo una fuerte tarea de represión en la sociedad. El bando ganador estaba totalmente convencido de que bajo su dirección España iba a alcanzar un renacimiento de la gloria imperial, por lo que se debía depurar de la sociedad cualquier tipo de ideología que podía entorpecer este objetivo, estamos hablamos de comunismo, liberalismo y masonería también.

Bajo esta premisa se terminó justificando el exterminio y marginación del bando derrotado. La España de la posguerra era la España de la escasez y la pobreza generalizada, aunque ahora sin la conflictividad social, debido a la política de cero tolerancia del dictador.

Durante estos primeros años la sociedad española fue una sociedad, además de empobrecida, temerosa. Se pueden imaginar, que en este panorama era un poco complicado continuar las obras en la Sagrada Familia. Si bien, durante la dictadura de Franco la cuestión religiosa fue más que fundamental, los ánimos y la economía de la posguerra no daba para mucho. Y aquí vamos a agregar un detalle muy importante: la Sagrada Familia, como todo templo expiatorio, depende única y exclusivamente de los donativos y las aportaciones personales. Digamos que funciona solo con la caridad, por lo tanto, la iglesia nunca ha recibido dinero público.

Debido a esto alcanzaron a pasar casi 20 años en que tenemos las obras de la Sagrada Familia paralizadas. El poco dinero que había, se estaba destinando a realizar algunos trabajos de restauración, pero, la mayoría de los esfuerzos se enfocaron más en la recolección de información. Durante la Guerra, se destruyó mucha información esencial, por lo tanto, pues antes de pensar en siquiera volver con la construcción, pues era importante definir qué iglesia se debía construir.

Una arqueología del futuro

Lo poco que se pudo salvar fue rescatado por un ayudante de Gaudí, Francesc Quintana, que el día del incendio, tuvo el valor de entrar a la iglesia y, sin ser visto, se llevó todo lo que pudo. Fue básicamente un sinfín de fragmentos de yeso, los cuales fueron recogidos y catalogados con el objetivo de reconstruir la información que había en las maquetas.

Además de este trabajo, que fue casi arqueológico, fue necesario recolectar un sinfín de publicaciones, fotografías, relatos, en fin, cualquier tipo de documento que pudiera dar alguna información sobre el proyecto original.

Toda esta información se convirtió en el genoma de la Sagrada Familia y sirvió como guía para volver a poner en marcha el proyecto. Felizmente, este primer impulso que toma el equipo va a estar respaldado por un nuevo escenario económico que se estaban afianzando en España.

Si avanzamos un poco más en el tiempo, una vez termina la Segunda Guerra mundial, empieza la Guerra Fría, y con ella, un nuevo escenario geopolítico. La posición anticomunista que defendía Franco, permitió ciertos acercamientos de la comunidad internacional con España.

Por este motivo vemos que en 1951 la ONU aprueba una resolución que restablecía las relaciones diplomáticas con España acabando con este largo periodo de autarquía y aislamiento internacional.

Y bueno, ya no alcanzamos a entrar en muchos detalles históricos, pero esta apertura va a significar una total reactivación de la economía española en algunos textos se habla incluso de un milagro económico. Pero de todo este tema lo que nos interesa es que a partir de esta nueva política España se abre totalmente al mercado turístico.

Desde la dictadura se empieza a hacer un esfuerzo muy grande por regular el sector se pone en marcha planes de inversión estatal y se logra captar, casi que, por primera vez, capital extranjero. En esta iniciativa fue fundamental también una fuerte campaña de propaganda en la que se invitaba a redescubrir las bellezas y singularidades del país.

Todo esto, ayudado también por el clima, las playas y otros atractivos de ciertas ciudades va a tener como consecuencia directa que España se consolide como uno de los destinos turísticos por excelencia en todas las guías de viaje.

Para que nos hagamos una idea de lo que fue el boom turístico en España podemos ver entre 1959 y 1973. España pasó de recibir 4 millones de turistas al año a 35 millones, o sea, en menos de una década España había pasado de ser una región pobre y marginada a convertirse en uno de los principales motores turísticos de Europa. Barcelona y la Sagrada Familia no se quedaron al margen de todo esto.

La Gloria de la Sagrada Familia

El inicio de esta época de bonanza turística va a coincidir también con el momento en que la obra de Gaudí se abre al mundo y empieza a ser valorada por primera vez.

Por poner algunos ejemplos en esta época se fundan la Cátedra y la Asociación de Amigos de Gaudí, ambos espacios dedicados para el estudio y la conservación de la obra del arquitecto. En 1956 se organizó una retrospectiva sobre el arquitecto en el Salón del Tinell en Barcelona, y en 1957 se realiza la primera gran exposición internacional, en el MOMA de Nueva York.

Y todos estos reconocimientos hoy en día pueden parecer poca cosa, pero es que, hubo una época en que la obra de Gaudí fue totalmente despreciada. En la mayoría de Escuelas de Arquitectura lo ignoraban por completo, porque sus construcciones eran algo extravagantes, además que sus métodos de construcción podrían parecer un poco raros. Incluso, si uno busca en la prensa satírica de Barcelona es muy frecuente encontrar esta imagen de Gaudí, medio loco y sus obras totalmente ridiculizadas.

Parece que Gaudí siempre fue más valorado dentro de la cultura popular, Gaudí es un arquitecto de masas, no pertenece al mundo académico. Casi que la única figura del establishment que lo defendió desde el principio fue una persona que estaba igual de loca, incluso peor, Salvador Dalí.

En 1933 Dalí publicó un artículo en el que dedicaba muchos elogios al arquitecto y su obra. Defendía en los círculos surrealistas de la época que el modernismo era el fenómeno más original y extraordinario de la historia del arte.

Que estos edificios parecían estar concebidos ‘no sólo para habitar, sino para despertar la imaginación’.

Llegó a dedicar conferencias, un poco excéntricas, sobre la Sagrada Familia. O sea, fue uno de los pioneros a la hora de abrir este debate en torno a la figura de Gaudí.

Este arquetipo de genio-loco, que comparten Gaudí y Dalí, siempre ha sido muy atractivo, además que cuadraba perfectamente con este imaginario de «Spain is Different» que se estaba publicitando en esta época.

Al final toda esta atención, que estaba recibiendo Gaudí, de una forma u otra, se termina re direccionando a la iglesia, la cual aumentó sus visitas y con ellas, sus ingresos. Digamos que, a partir de aquí, pues el dinero deja de ser un problema.

De todas maneras, este renacer de las actividades en el templo que va a empezar ya más o menos, desde la década del 60, no estuvo exenta de problemas. Bueno, Siempre hay problemas.

La Junta de Obras de la Sagrada Familia, tuvo que enfrentar críticas desde diferentes sectores, que argumentaban que esa, ya no era la iglesia de Gaudí, que no se tenía suficiente información y que sus promotores la estaban convirtiendo en una especie de parque temático religiosos.

Una de las críticas que más repercusión tuvo, fue una realizada por un grupo profesionales en 1965, los cuales publican un manifiesto cuestionando la continuidad de las obras.

Alegaban que la Sagrada Familia se tenía que pensar como una obra de arte y ya que la construcción había quedado interrumpida, pues, nadie estaba realmente capacitado para finalizarla sin los planos originales del autor. 

Y ojo que este manifiesto estuvo firmado por personajes de la talla de Le Corbusier, Antoni Tàpies, Joan Miró y Josep Maria Subirachs, persona quien paradójicamente termina siendo escultor del templo.

De todas maneras, estas críticas no tuvieron mucho efecto, cualquier persona que conociera un poco el proyecto, sabía que Gaudí era plenamente consciente que nadie de su generación iba ver la obra totalmente finalizada. La iglesia iba a ser producto del trabajo y los aportes de muchas generaciones, por lo que los cambios en el diseño original, estaban contemplados.  No iba a ser un impedimento.

Pero, en fin, a medida que las obras fueron avanzando las críticas se fueron acabando. Y muchos de los aspectos de la obra que seguramente eran un enigma se fueron resolviendo. Digamos que cada vez que se presentaba una problemática o un inconveniente, más a nivel técnico, pues aparecía una nueva tecnología que ayudaba a solucionar cada uno de estos retos. Y este aspecto es que es verdaderamente fascinante. 

A partir de la década de los 80 la ingeniería informática estaba cada vez más avanzada y se empiezan a implementar ordenadores, softwares, cualquier tipo de programa que permitiera materializar algunos de los aspectos más delirantes de la obra.

Lo que durante mucho tiempo pareció posible únicamente en la mente de Gaudí, se estaba convirtiendo en una realidad. Y si esto lo terminamos de arrastrar hasta la actualidad pues esto ya es una locura. El protagonismo que ha tomado la tecnología en el proyecto es cada vez más evidente. Hoy en día, la construcción utiliza ingeniería aeronáutica, recreaciones virtuales e impresoras 3D.

Es increíble pensar que fue la generación de Gaudí la que conoció por primera vez todos los avances tecnológicos de la Revolución industrial, y ahora la construcción de la iglesia está siendo posible gracias a las nuevas tecnologías que han llegado en una segunda ola de avances tecnológicos.

Consagración del templo por Benedicto XVI

Como último suceso dentro de la biografía de la Sagrada Familia vamos a poner el 7 de noviembre del 2010, día en que la iglesia va a ser consagrada por la máxima autoridad de la iglesia católica, el papa Benedicto XVI. Ya que es en esta fecha cuando el mundo conoce por primera vez el interior de la iglesia.

Para este espacio, Gaudí tenía pensado, convertir el interior del tempo en un enorme bosque de piedra. Por esto, todas las columnas funcionaban como árboles cuyas ramificaciones sostenían el peso del edificio. La combinación de este diseño arquitectónico rompedor y la utilización magnífica de la luz terminaba generando un espacio único en su tipo.

Y bueno, en realidad el resto de la historia todavía se está escribiendo.

Según los cálculos el proyecto estará finalizado en el 2026, cien años después de la muerte de Gaudí.  Se pusieron en realidad una meta muy ambiciosa, pero por esta combinación de turismo masivo e innovaciones tecnológicas parece ser que la meta puede ser posible.

La fachada de la Gloria todavía no ha empezado su construcción, pero, una vez esté finalizada, va a ser la más grande y monumental, ya que será el ingreso principal al templo.

Para su diseño Gaudí esbozó algunas líneas generales; había decidido dejarla únicamente programada, para que nuevas generaciones pudieran también contribuir en el estilo de la iglesia.

Se suele decir que el tiempo es el gran escultor, ya que termina por consagrar a todo aquello que no consigue destruir.

Desde que la Sagrada Familia empezó su construcción fue testigo del inicio de una nueva era industrializada. En medio de este proceso, Barcelona se convirtió en el escenario de luchas y conflictos que, además de los desastres que significaron en la sociedad, llegaron incluso a condicionar su propia construcción. De hecho, según sus promotores, la Sagrada Familia es el templo expiatorio de estos pecados.

Aunque todos estos sucesos parecen ya muy lejanos, hoy en día, la Sagrada Familia es sin lugar a duda el monumento más atractivo y visitado de España. En cada una de sus piedras, símbolo universal de todo lo que es perdurable e imperecedero, ha quedado grabado el trabajo y la virtud de muchas generaciones. Todo el esfuerzo que fue necesario para alcanzar esta Gloria.

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